lunes, 14 de enero de 2008

Ciudadanos de Indonesia aprueban una ley que prohíbe tener relaciones sexuales extramatrimoniales





La ciudad de Depok, vecina de Yakarta, votará hoy una ley que castiga con penas de cárcel el sexo fuera del matrimonio, una muestra de la creciente radicalización en Indonesia, el país con mayor número de musulmanes del mundo pero donde se practica en general un Islam moderado.

Cada vez son más los gobiernos regionales y locales de Indonesia que aprueban leyes que regulan las relaciones entre sus ciudadanos desde un punto de vista islámico. En Depok, el Partido de la Justicia y la Prosperidad, uno de los grupos islámicos de mayor crecimiento en el país en los últimos años, tratará de aprobar una nueva ley que prohíbe las relaciones sexuales ocasionales entre personas que no estén casadas, así como la prostitución, conductas que se juzgarán por un procedimiento de "juicios rápidos" y serán castigadas con prisión. Además, la ley también regula la venta de alcohol, cuyo consumo prohíbe la religión islámica a sus fieles. Depok, en el sur de Yakarta, es una de las localidades "satélite" de la capital indonesia y acoge a una amplia comunidad universitaria, aunque también tiene sectores muy conservadores.

La propuesta del gobierno municipal, encabezado por el alcalde Nurmahmudi Ismail, ha recibido el apoyo de los clérigos y de agrupaciones islámicas como el "Forum Mudzakaroh Syariat Islam" o "Pemuda Islam Indonesia", que entienden que protegerá a los ciudadanos de la "degradación moral" y servirá para mantener el "orden público y la seguridad".



Estos grupos también se escudan en el incremento de casos de sida y sífilis en la región, que les sirven para argumentar que "se debe proteger a la población del sexo libre". Los defensores de la norma han hecho alarde de superioridad moral y han instado a quienes se oponen a ella a "reflexionar sobre su compromiso con el Islam". De aprobarse esta ley, Depok no hará más que seguir los pasos de su vecina ciudad de Tangerang, otro satélite de Yakarta, que a finales de 2005 aprobó también una norma que regula comportamientos morales. Entre otras medidas, la ley municipal de Tangerang prohíbe tener "comportamientos apasionados" en público, tales como besarse en la boca o abrazarse, además de establecer que las mujeres que paseen solas por la calle después de las siete de la tarde pueden ser juzgadas por "prostitución". La situación ha llegado aún más lejos en la provincia de Aceh, en el norte de Sumatra, donde las autoridades regionales han introducido la "Sharia", ley islámica, y cuentan con tribunales islámicos y un cuerpo especial de policía moral. Estos agentes se encargan, entre otras cosas, de detener a las mujeres que no se cubren la cabeza correctamente, lo que está castigado con una multa, y han llegado a apalear en público a mujeres que han sido vistas con un hombre que no era su marido. La última y controvertida propuesta de las autoridades provinciales de Aceh consiste en aprobar una ley que castigaría el robo cortando las manos a los ladrones, tal como establece el Corán, libro sagrado musulmán. En el sur de la isla de Célebes, también tres distritos han empezado en los últimos años a introducir leyes islámicas y están estableciendo cortes especiales para juzgar sus violaciones. Más de medio centenar de gobiernos locales o provinciales de Indonesia han aprobado ya leyes que regulan el modo de vestir de las mujeres y limitan las partes del cuerpo que se pueden dejar al aire. Algunas ciudades han llegado a obligar a las funcionarias, sea cual sea la religión que profesen, a que se cubran la cabeza para trabajar. El Partido de la Justicia y la Prosperidad ha llevado la cuestión de la "moralidad" al ámbito nacional, proponiendo la aprobación de una ley "antipornografía" de carácter estatal, que establece penas de un año de prisión para las mujeres que vistan minifalda, de hasta cinco años para parejas que sean sorprendidas besándose en público y de diez años para quienes bailen "de forma erótica". Sin embargo, la propuesta ha sido muy contestada por multitud de organizaciones defensoras de los derechos de la mujer y de los derechos humanos, así como por una sociedad como la indonesia, que se sigue caracterizando por el respeto y la tolerancia hacia los demás y la búsqueda constante de la armonía social.


En lo particular, sostengo que hay límites que no pueden transgredirse, sea cual fuere la religión. Al comienzo del artículo, debo confesar que hasta sentí algún aire de satisfacción: creí que la ley que condenará a las relaciones extramatrimoniales podría ser una manera de desalentar el adulterio y así evitar la propagación de las ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual). Por más dura que parezca la ley creo que la comunidad se beneficiaría. Sin duda aplicarla es mucho más facil, económico y rápido (para el gobierno) que encarar un plan educativo que concientize a la sociedad. Sin embargo, me pregunto si también será una forma de desalentar el matrimonio.

Por otro lado, al continuar mi lectura del artículo, ya no me sentía tan a gusto. La radicalización y conservadurismo de estas leyes no van de la mano con la vida social actual de Indonesia. Es un país con mayoría musulmana, es cierto, pero no es una república islámica, como lo es Irán. Allí rige la Sharia y lo viene haciendo desde hace mucho tiempo. Lo social,político, cultural y religioso no pueden separarse. Pero en Indonesia no sucede así, y me parece hasta ingenuo pretender que las conductas cambien en el corto plazo por la sanción de algunas leyes. Leyes que, por demás, transgreden los derechos humanos más básicos. Porque yo, argentina, me diferencio de aquel, de nacionalidad X, por la cultura que llevo a cuestas(idioma, religión, costumbres y demás). Pero todos, en el globo, poseemos un rasgo común que no podemos ignorar: ser humanos. Y como tales, contamos con derechos inherentes a nuestra naturaleza.Por eso creo que es una tarea y una responsabilidad de todos el mantener la heterogeneidad cultural, pero también el impedir que sucedan cosas como esta, en donde la humanidad, lejos de estar mejor, involuciona.

domingo, 13 de enero de 2008



Ecologistas prevén extinción del orangután


La palabra orangután deriva del malayo/indonesio Orang Hutan, que significa hombre de la selva. Estos animales son mamíferos de la familia de los primates. Es uno de los parientes más cercanos de los humanos y coinciden en 97 por ciento de nuestro ADN. Su pelaje es por lo general rojizo, rara vez es marrón oscuro. Pueden llegar a medir hasta 2 metros y pesan alrededor de 90 kg. Viven únicamente en las islas de Sumatra (Indonesia) y Borneo (Indonesia-Malaysia), en densos bosques tropicales lluviosos, pantanos y bosques de montaña.

Los orangutanes son los más arborícolas de todos los grandes simios, pasando casi todo el tiempo en los árboles. Se alimentan casi exclusivamente de frutas, miel de abejas, insectos y huevos de pájaros. Viven hasta los 50 años aprox. Las hembras sólo empiezan procrear luego de haber alcanzado los 12-15 años de edad y dan a luz cada 3-8 años. Con este ritmo de reproducción tan lento, a los orangutanes se les hace difícil recuperarse de la deforestación y la caza que continúa mermando su población.

Los orangutanes han sufrido la destrucción de su hábitat debido a la tala indiscriminada, la minería y los incendios forestales que se han incrementado en la última década. Grupos conservacionistas creen que muchos de estos incendios fueron deliberados, provocados con el fin de abrir espacio para ampliar los cultivos de palma que, paradójicamente, son necesarios para incrementar la producción de aceite de palma para satisfacer la demanda cada vez mayor de combustibles ecológicos. La principal víctima fue el orangután ­el único gran simio de Asia­, tan amenazado que muchos expertos creen que se extinguirá del medio natural dentro de una década. Cuando mucho, sobreviven 50 mil en estado silvestre, pero creen que cinco mil mueren cada año a medida que las selvas de las que dependen son taladas.

Gran parte de las actividades ilegales, tienen lugar dentro de los parques nacionales que están oficialmente fuera de los límites permitidos a los taladores, mineros y agricultores. Existe también un gran problema grave con la captura ilegal de las crías de los orangutanes que son vendidos como mascotas. Los capturadores usualmente matan a la madre para robar a la cría, dejándola sin sustento, por lo que tiempo después el pequeñó orangután sucumbe a los malos cuidados y alimentación precaria. También se les caza por su carne.

El gobierno de Indonesia está tratando de convencer a las compañías de instalar sus plantaciones en zonas ya deforestadas y de tierra degradada con muy poco éxito, pues pueden duplicar sus dividendos cultivando en lo que eran bosques vírgenes; primero venden la madera y luego explotando el aceite de palma que se produjo en esa tierra.

En los recientes 20 años, 80 por ciento de su hábitat ha sido destruido, y sólo 2 por ciento de lo que queda está protegido legalmente y declarado reserva natural. Se estima que durarán sólo entre 10 y 20 años más, siendo que actualmente sólo quedan en Indonesia unos 9.000 ejemplares de orangután de Sumatra y un máximo de 15.000 de orangután de Borneo.